Consejos sobre cómo hacer una buena introducción y conclusión
Para hacer buenos escritos, es importante entender la importancia de cada una de las partes del texto. Por eso, hoy aprenderás como hacer una buena introducción y conclusión a partir de algunos consejos.
El poder de una buena introducción y una conclusión impactante ha sido reconocido como una habilidad esencial para redactar un texto. ¿Alguna vez te has preguntado cómo algunos textos logran captar tu atención desde la primera oración y mantienen su fuerza hasta el último punto final?
En este artículo de Editamos.com, te enseñaremos cómo hacer una buena introducción y conclusión, con consejos específicos y algunas técnicas.
¿Qué es una introducción?
Una introducción es la parte inicial de un texto, ya sea un ensayo, artículo, informe u otro tipo de escrito. Su función principal es presentar el tema que se abordará y atraer la atención del lector para que continúe leyendo el desarrollo del contenido. Es como la puerta de entrada a lo que se va a desarrollar en el texto completo y tiene la responsabilidad de ser la primera impresión.
La introducción debe proporcionar información suficiente para contextualizar el tema y establecer el propósito del escrito. Es importante ser claro y conciso en esta sección, evitando divagaciones o detalles innecesarios. Una introducción bien redactada debe ser interesante, relevante y preparar al lector para lo que vendrá a continuación en el cuerpo del texto.
¿Qué debe llevar una introducción?
Para redactar una buena introducción, debemos incluir varios elementos clave para cumplir el propósito de captar la atención del lector y presentar el tema de manera clara.
- Gancho o enganche: puede ser una anécdota, una pregunta, una cita, una estadística impactante o cualquier otro recurso que despierte el interés del lector a través de una idea clara.
- Contexto del tema: proporciona una breve contextualización del tema para que el lector comprenda de qué se trata el texto y por qué es relevante o importante.
- Tema y enfoque: deja claro cuál es el tema principal que se abordará en el texto y el enfoque específico que tomará.
- Propósito del texto: indica el objetivo del escrito, es decir, qué se pretende lograr con él.
- Declaración de tesis (en textos argumentativos): en algunas clases de textos, especialmente ensayos o escritos argumentativos, se puede incluir una declaración de tesis al final de la introducción. Esta es una afirmación clara y específica que resume el punto de vista o la posición que se defenderá en el texto.
- Breve resumen: un resumen conciso de los puntos clave que se tratarán en el texto puede ayudar a preparar al lector para lo que vendrá a continuación.
- Transición al cuerpo del texto: asegúrate de que la introducción fluya de manera natural hacia el cuerpo del texto, conectando los temas y puntos que se abordarán.
- Tono y estilo adecuados: la introducción debe reflejar el tono general del texto, mismo que se apegará a la personalidad de tu marca. Si es un escrito formal, la introducción debe ser seria; si es más casual o creativo, la introducción puede ser más relajada.
- Concisión: la introducción no debe ser demasiado extensa. Sé directo y claro en tus palabras, sin agregar detalles innecesarios.
En el caso de los textos digitales, la introducción siempre deberá incluir la palabra clave para la que tu texto se encuentra optimizado.
¿Qué elementos puedo usar para crear una buena introducción?
Existen ciertos elementos que los redactores emplean para hacer introducciones. Escoger uno dependerá de la naturaleza de tu texto, pero es importante que tengas presentes todas para que emplees la que sea un buen principio para tu texto.
- Anécdota o historia: comienza con una breve narración o anécdota relevante al tema que vayas a tratar. Las historias atractivas pueden generar empatía y conectar emocionalmente con el lector.
- Pregunta retórica: plantea una pregunta intrigante relacionada con el tema del texto. Las preguntas retóricas invitan al lector a reflexionar y buscar respuestas en el contenido que sigue.
- Estadística impactante: coloca una cifra sorprendente o una estadística que impacte para resaltar la importancia del tema y llamar la atención del lector.
- Cita relevante: incluye una cita de una persona de renombre, un experto o una personalidad reconocida relacionada con el tema. Una cita interesante puede aumentar el interés del lector.
- Afirmación que cause impacto o despierte la imaginación: comienza con una afirmación que desafíe las expectativas o que sea inusual. Esto capturará la curiosidad del lector y lo motivará a seguir leyendo para entender mejor.
- Contextualización histórica: presenta un contexto histórico relevante para el tema que estás abordando. Esto ayuda a establecer la importancia y relevancia del tema a lo largo del tiempo.
- Problema o desafío: explica un problema o desafío común relacionado con el tema y destaca cómo tu texto ofrecerá soluciones o respuestas.
- Breve resumen: resume de manera sucinta y atractiva los puntos clave que abordarás en el texto. Esto brinda una visión general del contenido y anima al lector a seguir leyendo.
- Conexión personal: relaciona el tema con experiencias personales o situaciones cotidianas que puedan ser familiares para el lector. Esto ayuda a crear una conexión emocional desde el principio.
¿Qué es una conclusión?
Una conclusión es la parte final de un texto, ya sea un ensayo escrito, artículo, informe o cualquier otro tipo de escrito. Su función principal es cerrar el tema de manera efectiva, resumiendo las ideas principales y brindando una reflexión o resolución final sobre el contenido del que se estaba redactando.
En la conclusión, se retoman los puntos clave que se han abordado en el cuerpo del texto y se presentan de manera sintetizada. Es un espacio para reafirmar la tesis (si es un texto argumentativo) o la idea central y recordar al lector cuál es el mensaje principal del escrito.
Además de resumir los puntos principales, la conclusión puede ofrecer una perspectiva adicional, proponer soluciones o implicaciones, invitar a la acción o reflexión, o incluso dejar al lector con una pregunta abierta para seguir pensando e incluso elaborando otras perspectivas del tema.
Una conclusión bien redactada debe ser coherente con el contenido del texto, brindar un cierre satisfactorio y dejar una impresión duradera en el lector. Es el último contacto que tiene el lector con el tema y, por lo tanto, es una parte importante para asegurar que el texto tenga un impacto positivo y concluya de manera efectiva.
¿Qué debe llevar una conclusión?
Para saber cómo hacer una buena conclusión, primero hay que considerar los siguientes elementos para cerrar el texto de manera efectiva y dejar una impresión duradera en el lector:
- Resumen de los puntos clave: repasar los puntos más importantes que se abordaron en el cuerpo del texto de manera concisa y sintetizada.
- Reafirmación del tema o tesis: volver a mencionar la idea central o tesis (en textos argumentativos) para recordar al lector cuál es el mensaje principal del escrito.
- Perspectiva o reflexión final: ofrecer alguna perspectiva adicional, reflexión o punto de vista que ayude a fortalecer los argumentos o que invite a la reflexión del lector.
- Conexión con la introducción: conectar la conclusión con la introducción para cerrar el círculo y mostrar cómo se ha abordado el tema desde el inicio hasta el final.
- Soluciones o implicaciones (si fuera el caso): si en el texto se constituyeron problemas o desafíos, ofrecer soluciones o sugerir las implicaciones de lo que se ha discutido.
- Invitación a la acción (si aplicara): en caso de que el propósito del texto sea persuadir o motivar al lector, invitarlo a realizar una acción específica relacionada con el tema.
- Cierre fuerte: terminar con una frase contundente, memorable o emotiva que deje una impresión duradera en el lector.
- Evitar información nueva: la conclusión no debe introducir información o ideas nuevas que no se hayan tratado en el texto previamente.
- Coherencia con el tono y estilo del texto: la conclusión debe reflejar el tono general del texto y mantener la misma coherencia en el estilo.
- Concisión: al igual que la introducción, la conclusión no debe ser demasiado extensa. Hay que ser claros en las ideas y no extenderse lo menos posible en las palabras para lograr una conclusión contundente.
Una buena conclusión debe cerrar el tema de manera satisfactoria, dejando una impresión duradera en el lector y brindando un cierre adecuado para el contenido del texto. Es la última oportunidad para reforzar el mensaje principal y asegurarse de que el lector se vaya con una comprensión clara de lo que se ha presentado.
Técnicas sobre cómo hacer una buena conclusión
Para saber como hacer una buena introducción y conclusión, se pueden tomar en consideración algunas técnicas similares. Las siguientes servirán para que elabores una conclusión adecuada y de la misma calidad que la introducción:
- Resumir los puntos clave: recapitula los puntos más importantes que has abordado en el cuerpo del texto de manera concisa. Esto ayuda a reforzar los aspectos fundamentales que deseas que el lector recuerde.
- Reafirmar la tesis o idea central: si has presentado una tesis o idea central en la introducción, vuelve a mencionarla en la conclusión, pero en diferentes palabras. Esto refuerza el mensaje principal del texto.
- Ofrecer una perspectiva final: proporciona alguna perspectiva adicional o reflexión que ayude a fortalecer el argumento principal o que invite al lector a pensar más profundamente sobre el tema.
- Proporcionar una solución o recomendación (si fuera el caso): si el texto trata sobre un problema, desafío o tema que requiere solución, puedes ofrecer una recomendación o sugerir una acción concreta.
- Conectar con el lector: invita al lector a reflexionar o a relacionarse emocionalmente con el tema. Puedes hacerlo mediante preguntas retóricas o apelando a sus emociones.
- Evitar información nueva: la conclusión no es el lugar para introducir nuevos datos o ideas. Limítate a resumir y reforzar lo que ya has expuesto.
- Cerrar el círculo: si es relevante, conecta la conclusión con la introducción para mostrar cómo se ha progresado desde el inicio hasta el final del texto.
- Invitación a la acción (si aplicara): si el propósito del texto es persuadir o motivar al lector, invítalo a realizar una acción específica relacionada con el tema.
- Terminar con una frase impactante: finaliza con una frase principal que sea poderosa, memorable o emotiva que deje una impresión duradera en el lector
- Tono adecuado: busca que la conclusión refleje el tono general del texto y mantenga la coherencia en el estilo.
Utiliza estas técnicas para crear una conclusión fuerte que refuerce tu mensaje y brinde un cierre satisfactorio a tu escrito.
La introducción sienta las bases para mantener el interés del lector a lo largo del texto. Por otro lado, una conclusión bien construida, que retoma los puntos clave y ofrece una perspectiva final, deja una impresión duradera y reafirma el propósito del contenido.
Al emplear técnicas que orienten en cómo hacer una buena introducción y conclusión podemos elevar la calidad de nuestros escritos y lograr que nuestra voz resuene con fuerza en la mente de aquellos que nos leen.
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